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sábado, 9 de abril de 2011

El fin.

          Y de repente en aquella habitación, sola, comprendí que mi vida había perdido todo tipo de cordura, que aquello que pensaba construirme en un futuro se había esfumado, que solo me quedaba un trago de aire puro en la vida, que me había cansado de ser la mala, quería volver a intentarlo, quería volver a ser una dulce niña, la que no se equivoca y que siempre la gente sonríe cuando la ve.
Pero todo había cambiado, ahora la soledad me invadía, los recuerdos me atormentaban, el mal que había utilizado contra otras personas, venia a por mí, y ya no tenia fuerzas para luchar, para escapar y ponerme a salvo.
           Todo se había quedado en nada, todo había desaparecido, mi presente y mi futuro y lo único que quedaba era mi pasado, aquel del que me quería olvidar, lo único de lo que me quería despojar, pero ya era tarde, mi pasado se volvía poco a poco contra mi.
          Sentía como las manecillas del reloj iban caminando, y mi momento llegaba, aquel que tanto temía, aquel que tanto me asustaba. Pero ya era demasiado tarde para arrepentirme, lo echo, hecho estaba, y ahora solo me queda esperar, a que se termine todo para siempre.

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